Por: Iván Arenas
Publicado en El Montonero
Ni los sociólogos ni los politólogos han podido siquiera interpretar o comprender el inmenso otro Perú. Si hay un gran fenómeno en la sociedad del siglo XXI es la emergencia de un Perú distinto, de clases medias; un Perú mestizo, con voto, propiedad y plena ciudadanía como jamás en la historia de la República. ¿Qué tiene que ver la anterior reflexión con el Apra? Mucho.
Incluso antes de la desaparición de García, en el aprismo ha venido surgiendo un intenso debate para que se vuelva a reconstruir socialmente al partido de Alfonso Ugarte. Ya sea reconstrucción o relanzamiento, este partido a tiene distintas vigas que lo sostienen, como la organizacional, la programática y la ideológica.
En la ciencia política se suele decir que un Partido representa y es el cinturón de las demandas, expectativas y voluntades de un sector de la población. Un partido representa, esa es su principal razón de ser. Si hoy el Apra adolece de un bajón circunstancial en la sociedad es porque no ha podido traducir las demandas de este nuevo otro Perú al que nos referimos líneas arriba. Pero, ¿cómo es este otro país amplio, mestizo, emergente y plebeyo?
No obstante la diversidad de interpretaciones, una aproximación diría que en el mundo emergente también hay instituciones. ¿A qué nos referimos? A que, en ese sentido, el mercado y quizá la familia sean dos instituciones que tiene de largo que ver en el progreso de este Perú ancho y ajeno. Puno, Huancayo, las ciudades del norte, todas viven un interpretación de un capitalismo a su manera. ¿Qué sería de Puno, por ejemplo, sin el comercio? ¿Creen ustedes que el comunismo de Aduviri podría detener al capitalismo vigoroso de los mercados populares allá? ¡En la vida! Pero este capitalismo regional está combinado con la tradición familiar.
Si el Apra, quiere tener características de partido popular, policlasista y mayoritario, como lo fue en su día, debería mirar a ese Perú plebeyo y emergente, que aún no tiene una representación nítida. No obstante, el tema no queda aquí. El Apra nació con un carácter radical y revolucionario que sirvió de contrapeso y hasta desapareció al marxismo de Mariátegui y al fascismo de Sánchez Cerro en el mundo popular del siglo XX. Seamos sinceros, si el Apra no hubiera tenido para sí a los sectores populares del siglo pasado, el comunismo habría dominado.
En ese sentido, el Apra debe volver a enarbolar su carácter radical en el mejor sentido de la palabra. Pero radicalizar no significa enfrentar al establishment de la nueva oligarquía con armas. Todo lo contrario. Radicalizar es hoy extremar la democracia; es decir, hacer que el Estado funcione de manera eficiente y que el mercado no devenga en mercantilismo de unos pocos. Sin embargo, una cosa que ha quedado clara es que si el Apra baja los brazos y se aleja de un discurso y una praxis radical y revolucionaria pasa a convertirse en parte del establishment.
Aquí es necesario también recordar la vieja tradición reformista y revolucionaria. Volver a esa vieja tradición revolucionaria y radical —siempre en el mejor sentido de la palabra— sería parte de un discurso que detenga a las estrategias radicales de corte marxista que hoy podrían inundar los sectores populares.
Además de todo lo anterior, el Apra debe convertirse en la fuerza republicana que defienda las bases del mejor de los republicanismos. Si hoy el Perú adolece de una república firme es porque, a pesar del crecimiento y el mercado que ha originado la emergencia de un nuevo Perú, aún hay islas que dificultan la creación de ciudadanos, sujetos que necesita la república. Pero si la base de la República son los ciudadanos, la base de la ciudadanía es la propiedad, que en algunos casos es restringida. Como en las comunidades donde no se les reconoce a los pobladores la propiedad del subsuelo, y quizá por ello los conflictos sociales que existen alrededor de la minería.
Algunos imaginaron y escribieron columnas, gastando ríos de tinta, para sostener que el problema del Apra era el liderazgo de García. Mala lectura. El problema es que desde el Apra no se interpreta hace mucho correctamente a la nueva sociedad peruana, Renzo Ramos, Miguel Estela, Alan Salinas, Ruth Huamán, Álvaro Castro, entre otros.»