La renovación propositiva en el aprismo

Enrique Valderrama
Publicada en el Diario Expreso
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A partir de hoy, en un esfuerzo descentralizado e intergeneracional, se empezarán, en diversos espacios, a publicar artículos acerca de lo que conceptuamos muchos en el PAP como “La renovación”. Esto para caracterizar nítidamente el término y evitar que se desnaturalice en uno de los momentos más sensibles de nuestra historia. El legado de Haya de la Torre impone seriedad y no abordajes arribistas y vacíos de reflexión y perspectiva social.
Los retos que nos impone el país, con sus nuevos actores sociales, su nueva composición demográfica, la falta profunda de liderazgo político en los últimos años y sumado a todo ello un contexto en el cual la información circula, muchas veces falseada, a una velocidad inimaginable tan solo pocos años atrás, hacen que el aprismo deba tomar su renovación para darle representación política al gran espacio del Perú popular que no se encuentra representado, que no encuentra en la política apoyo en su lucha por progreso y oportunidades y más bien observan al Estado como parte fundamental de sus problemas.
Haya de la Torre canalizó con el surgimiento del aprismo las aspiraciones de un pueblo excluido por la oligarquía de la época, excluído en términos del voto y representación, pero sobre todo excluído de posibilidades de movilización social, bienestar y derechos laborales. El APRA peleó y consiguió en muchas décadas grandes avances sociales y políticos. Lo hizo en base a una lectura social del Perú, a un potente programa orientador de cambio social, a una organización que era funcional a la época y a una estrategia de comunicación que daba cátedra. Nada hubiese sido posible sin mística, quizás lo fundamental, hoy debemos reactualizar propuesta y reactivar la mística. Entiendo así la renovación.
Hoy tenemos que entender que sin una lectura común de los procesos de los últimos 40 años no podremos entender donde y como actúan el día de hoy los intereses contrapuestos a las mayorías populares, los del Stablishment. Debemos entender que sin un nuevo programa de cambio social radical y popular, pero democratizante a la vez, pensado para la lucha de los próximos 25 años, tampoco podremos orientar los esfuerzos próximos en las elecciones locales y las presidenciales cercanas., las que carecerán de elementos estructuradores. En la misma línea sin una estructura orgánica rediseñada y sobre todo digitalizada será difícil que nuestra predica avance. Finalmente todo esto debe contar con una propuesta de comunicación para los próximos 10 años, cuando menos, para dar la pelea a los sentidos comunes que parte de la prensa ha impulsado sobre nosotros la última década.
La renovación en la que creemos es una renovación propositiva en el aprismo, que en base a una idea de Perú, modele su idea de PAP. Una corriente que reafirme nuestro carácter republicano y nuestra tradición nacional, radical y popular.

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