Por: Mauricio Mulder Bedoya
El paulatino proceso de levantar la cuarentena debe tener como meta la recuperación económica sobre la base de la modificación radical del gasto público y privado y una sustantiva transformación del presupuesto público.
Esta coyuntura revelará que los países que tuvieron la capacidad de generar crecimiento económico y solidez financiera serán los que antes que otros, puedan salir de la crisis, aunque hoy tengan cifras escandalosas de contagio y muerte. Tarde o temprano, si tienen recursos económicos y políticos inteligentes, saldrán adelante, pues si su sistema financiero subsiste con mínimos grados de solidez, este podrá financiar a las empresas que mas empleo generan y que mayor expansión exhiben.
Ello supone además, que los gobiernos deban modificar radicalmente la lógica de sus gastos, para que sus recursos recabados no se despilfarren en aras de la demagogia por la busca del poder. Sin escatimar ningún aplauso por el manejo temprano de la cuarentena en nuestro país por parte del gobierno, nada de eso habrá servido si ciudadanos sanos y en edad de producir caen en la nueva pandemia que reemplazará la actual, y que no es otra que la pobreza.
Y en ese sentido el gobierno peruano no inspira confianza alguna. Ni PPK ni Vizcarra tuvieron los arrestos de frenar la riada de recursos botados a la basura por las decisiones corruptas y vendepatria que heredaron del gobierno de Humala. No lo olvidemos. Esa caricatura presidencial hipotecó mas de 20 mil millones de dólares en “obras” absolutamente inservibles y encima boicoteaba las urgentes. Una mente enferma que decidió botar, literalmente, 7 mil millones de dólares en una refinería inútil, 1200 millones en unos juegos deportivos de tercer nivel, otros 7 mil millones en un gaseoducto corrupto con Odebrecht, otros 8 mil millones en el tramo 2 del tren eléctrico, 5 mil millones en un satélite- chatarra, 8 mil millones en armamento y otras exquisiteces faraónicas más.
Hoy no extraña que en el actual Congreso de rabonas del gobierno, se pretenda que los pensionistas se coman su propia plata, cuando lo que debieran haber aprobado es la cancelación de esos contratos leoninos, la asignación de esos recursos a la construcción de hospitales y apalancar el crédito de las pymes, que son las que dan empleo. Pero vienen con la demagogia barata e ignorante que en realidad le mete la mano al bolsillo de la gente.
Venden el cuento de las malditas AFP, y quien los hace es un congresista que ganará sueldo de general hasta que se muera, mas chofer, mayordomo, gasolina, seguro medico y gollerías, todo fina cortesía del pueblo peruano. Una demagogia mas barata, en ninguna parte.
Es verdad que la propuesta de la señora Marianela Ledesma, presidenta del TC, de reducirse los sueldos no va a solucionar el problema, pero sí hay que destacar que ese gesto pone el dedo en la llaga: ¿donde están todos esos waripoleros de la prensa mermelera que aplaudieron que los ministros se dupliquen el sueldo? Estaban pidiendo mas plata en publicidad.
¿Donde los que aplaudieron los 530 millones que la Fiscalía le entregó a Odebrecht?
¿Donde están los 80 hospitales que Vizcarra prometió para el 2019? ¿Por que ningún periodista le pregunta si siquiera uno de esos nuevos hospitales esta funcionando contra el Covid-19.?
¿Y ahora quieren que los ciudadanos se coman su plata hoy y tengan hambre mañana? Eso se parece mas a el “vivan las cadenas» que le gritaban a Fernando Vil en el paroxismo del culto a su corona.