FEMINISMO Y APRISMO (I)

Feminismo y Aprismo (I)

Por  Claudia Ramírez

Publicado por la Celula Parlamentaria Aprista Juvenil-    apra-cpaj.jimdofree.com

Entre las multitudes que se agitan nacen gritos de esperanza y de justicia. Para muchos se tratan de poses de moda o el desfiguramiento en la esencia de la lucha feminista. Algunos confunden feminismo con una vorágine de ideas progresistas aquilatadas en el desconocimiento biológico y científico del ser. Del cromosoma XX y lo que representa el sentido de la vida, la fertilidad y el mandato sea de orden social, natural o sagrado.

¿Qué es feminismo? ¿Qué suerte de movimiento se entrelaza en las voces de cientos de mujeres y también de hombres? ¿Está completamente alejado de su esencia? ¿Cuál es ella? Y Finalmente, ¿qué relación tiene éste con el aprismo? – si es que relación alguna hubiere.

Para algunos estas cuestiones están totalmente claras. Para muchos otros no. Es a ellos quienes dirijo estas líneas.

El feminismo es la reafirmación ideológica de una conciencia que impulsa el cambio social. Es la búsqueda de la equidad en las relaciones entre hombre y mujer. Para muchos, tremendo atrevimiento no tiene razón de ser. Hombre y mujer son diferentes, jamás iguales. ¿Pero es que acaso el feminismo busca igualdad? No, el feminismo busca equidad. Reconoce las diferencias entre los sexos y entre los géneros. Más aún dicha diferenciación en el estrato biológico no es su preocupación ni motivo. Es la diferenciación del orden social, económico y político su materia a discutir y a transformar.

Por tanto, no estamos hablando de una mera ideología que pretende llenar libros o panfletos. Es movimiento y acción de lucha y reivindicación.

Como toda ideología, debe ser tomada con pinzas. Debe ser escrupulosamente examinada y analizada tras sus fundamentos y sobre todo su horizonte. El aprismo, por su parte es una ideología política, un movimiento indoamericano que busca redimir al hombre de la injusticia y llevarlo al encuentro con su propósito: la felicidad. Esta definición tan simple y no por ello, menos precisa, es del gran Orestes Romero, de quien tomo prestadas esas palabras – como su aprendiz y seguidora. Veamos pues si la búsqueda de la Justicia Social nos lleva a un encuentro casi natural con la búsqueda de la equidad entre hombres y mujeres. Ambos seres que comparten la vida en la Tierra en proporción similar o equitativa, pero cuyo desarrollo y oportunidades en este mismo espacio terrestre, sea en Tailandia, Singapur o Noruega, no son por nada equitativas como lo es su número.

Pero amigo lector, no estoy tratando de convencerte de nada. Mi misión es que te convenzas tu mismo y por tus propios medios.

La data objetiva -y desligada de cualquier ONG “neomarxista”- es clara para evidenciar las brechas entre hombres y mujeres. Con la realidad que salta a tus ojos, por mencionar lo evidente, solo el 4% de nuestra representación política son mujeres. El problema no es la cifra, es lo que detrás de ellas se encuentra. Es justamente en la eliminación de estas brechas donde se debe aterrizar la acción política del aprismo.

Como te menciono líneas arriba, toda ideología hay que tomarla con pinzas. No aceptamos recetas importadas. No compramos visiones de otros o de otras. Nuestra misión es clara, el feminismo debe ser analizado bajo el método aprista y hegeliano de la dialéctica.

Que no se espere que lo que se aplica en Europa deba ser aplicado a nuestra realidad espacio-temporal indoamericana. No hacemos copia ni calca de nada.

Pero, cuidado, ello no significa el descarte del feminismo como tal, por el contrario, significa el análisis y captura de su esencia para su consiguiente adaptación o adecuación a la luz de nuestra doctrina y principios, hacia el camino propio que habremos de construir para la ansiada justicia social, que no es más que pan y libertad para hombres y mujeres por igual.

25 de abril del 2020

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